El 16 de enero de 2014, Ondulé fue reconocida como “Empresa B” por Sistema B, representante latinoamericana de B Corporation, la certificadora oficial. Con esta nueva incorporación, ya son más de noventa las compañías que recibieron este título en Latinoamérica.
Como explica Sistema B en su sitio web, las compañías de este tipo “redefinen el éxito en los negocios y nuestras sociedades utilizando la fuerza del mercado para resolver problemáticas ambientales y sociales”. En ellas la rentabilidad se combina con propósitos responsables y, si bien se sigue considerando la importancia del mantenimiento económico del proyecto, éste debe ser sustentable y no ir en desmedro de los otros objetivos.
Ondulé es una compañía de juguetes ecológicos establecida en la capital de la provincia de Córdoba, en Argentina. La idea de elaborar juegos infantiles con cartón reciclado surgió en el año 2010 a partir de la iniciativa de Matías Portela, uno de sus creadores, en el marco de un ejercicio para una diplomatura cuya consigna era presentar un proyecto de negocios. A pesar de que la iniciativa fue descartada por su grupo de trabajo, él reconocía el potencial de una empresa que combinara “el desarrollo de los niños y el cuidado del medio ambiente”. A partir de la incorporación de algunos colaboradores, 5 mil pesos de premio en el concurso “Ideas del Bicentenario” y “mucho trabajo y sacrificio”, nació Ondulé.
Según lo describe Sistema B, este proyecto enfrenta problemáticas como el gran volumen de residuos, la desocupación juvenil y la proliferación de juguetes cada vez más “individualistas y que no fomentan el uso de la imaginación”. En este sentido, [pullquote]Ondulé viene a “fomentar la creatividad, la imaginación y la comunicación de los niños a través de juguetes elaborados con cartón reciclado”. [/pullquote]Simultáneamente, impulsa la “inclusión social” a partir de la creación de puestos de trabajo para jóvenes “sin experiencia ni educación”.
Para Matías Portela, obtener el certificado siginifica para Ondulé “un cambio muy importante”. En primer lugar, le permitió medir su impacto social y medioambiental y, en segundo lugar, hizo posible establecer contactos que pueden favorecer el potencial de la empresa. La intención de “generar un cambio positivo en la sociedad” siempre fue prioritaria pero el título no llegó sin esfuerzo. Tras una primera evaluación, la compañía obtuvo sólo 51 puntos de los 80 necesarios para ser aprobada y este resultado hizo necesario volver a considerar los objetivos y el trabajo que se estaba realizando en pos de los mismos. A partir de esta experiencia, los fundadores de Ondulé desarrollaron un programa para alcanzar la calificación necesaria y, luego de un año, estuvieron en condiciones de conseguir la certificación.
[pullquote]Ondulé es sólo un ejemplo novedoso de 21 empresas argentinas que ya forman parte del sector B.[/pullquote] Chile, Brasil y Colombia son los otros tres países que vienen desarrollándose en este campo, contando con 44, 15 y 13 compañías de este tipo respectivamente. A pesar de que queda trabajo por hacer y territorios que conquistar en Sudamérica, lo cierto es que esta tendencia va en ascenso y promete una revolución positiva en la relación entre el mercado empresarial, las políticas de rentabilidad, la sustentabilidad y la responsabilidad social.