Grandes demandas éticas y expectativas de desarrollo creativo: esas son las dos principales pretensiones de la llamada “Generación Y” para con sus empleadores, de acuerdo a la última Encuesta del Milenio de Deloitte. La investigación –que reunió los testimonios de 7800 egresados universitarios y trabajadores full time nacidos después de 1983 de todo el planeta- arrojó como resultado que el 70 por ciento de los líderes del mañana podrían rechazar oportunidades en las empresas tradicionales, prefiriendo desarrollar proyectos independientes a través de medios digitales.
Este grupo, que ya se está destacando como líderes en la industria tecnológica y representará el 75 por ciento de la fuerza global de trabajo para 2025, asegura tener deseos de formar parte de organizaciones que favorezcan el pensamiento independiente, desarrollen sus habilidades y hagan una contribución positiva a la sociedad. “Para atraer y retener el talento las empresas tienen que demostrar a la generación del milenio que son innovadores y están en sintonía con su forma de ver el mundo”, asegura Barry Salzberg, CEO de Delloite.
“Nuestra sociedad enfrenta muchas problemáticas a nivel global y está claro que ningún sector debería intentar resolverlo solo –dice Salzberg-. Trabajando juntos y combinando sus habilidades, las empresas, los gobiernos y las NGO tienen una oportunidad de motivar a la generación del milenio y progresar en resolver los problemas de la sociedad”.
[pullquote position=”left” hidden=”true”]Los “milenistas” entienden que el éxito de un negocio debe ser medido más allá de su desempeño financiero.[/pullquote]De acuerdo a la encuesta –que reunió testimonios en América del Norte, Europa, Sudamérica y Asia-Pacífico- la Generación Y cree que los gobiernos poseen el mayor potencial para enfrentar los problemas de la sociedad, pero que no están haciendo lo suficiente. Casi la mitad cree que los Estados están teniendo un impacto negativo en áreas identificadas como grandes desafíos, como el desempleo (47 por ciento), falta de recursos (43 por ciento) y desigualdad de ingresos (56 por ciento).
A su vez, los “milenistas” entienden que el éxito de un negocio debe ser medido más allá de su desempeño financiero, focalizándose en mejorar la sociedad como una de las cosas más importantes que debería intentar lograr. La Generación Y también tiene un espíritu caritativo y tienden a participar en la vida pública: 65 por ciento de ellos realizan donaciones, 43 por ciento se voluntariza o participa en alguna organización social y 52 por ciento firma peticiones.
Cabe destacar que casi todos los encuestados dijeron que les parecía aceptable que las empresas generen ingresos por innovaciones que beneficien a la sociedad. Y si bien ser reconoce a las firmas como “esenciales para la economía y la sociedad” (Reino Unido) ya que “crean empleos y pueden servir como modelos de cómo producir/ comerciar de una forma sustentable” (Alemania), la mayoría de los encuestados no confía en sus motivos o acciones. Un encuestado de India dijo que “la mayoría de las empresas en el mundo manejan sus negocios con un solo motivo: generar mayores ganancias. En un intento por aumentar sus ingresos usan recursos como tierra, trabajo y capital en el corto plazo e ignoran las consecuencias a largo plazo de su decisión. A pesar de que la Responsabilidad Social Empresaria comenzó con mucha fanfarria, en el campo no se han notado grandes cambios”.
[pullquote position=”right” hidden=”true”]A diferencia de las generaciones pasadas, el talento parece estar en condiciones de elegir cómo y dónde trabajar.[/pullquote]Esta percepción de pérdida de ética empresaria podría explicar también por qué casi un 70 por ciento de los participantes del estudio se ven trabajando de forma independiente en algún momento de su vida, antes que estar empleados dentro de una estructura organizacional tradicional (cifra que asciende a un 82 por ciento en los mercados emergentes). Casi dos tercios de los encuestados consideran también que el miedo de los mandos superiores a tomar riesgos, una dependencia en la forma actual de producir bienes y servicios y la mala comunicación dentro de la corporación atenta contra una cultura de la gestión que les permitiera desarrollar sus habilidades.
A diferencia de las generaciones pasadas, el talento parece estar en condiciones de elegir cómo y dónde trabajar. Las empresas que deseen reclutarlos deberán lograr un equilibrio entre una producción masiva beneficiosa para la sociedad y el desarrollo del potencial creativo de sus empleados más jóvenes. “Está claro que la Generación Y quiere innovar y las empresas deberían estar escuchando”, asegura Barry Salzberg. “Potenciar una cultura de innovación no sólo les permitirá retener a los grandes talentos del futuro, sino que también impulsará el crecimiento a través del descubrimiento de las creaciones que cambiarán el mañana”.